lunes, 22 de julio de 2013

Cómo sobrevivir a las vacaciones de verano

Llevamos un mes de vacaciones de verano y ya estoy al borde de un ataque de nervios. ¡Y todavía queda un mes y medio! ¡Esto no puede ser, no sé qué hacer con ella… Estoy cansada de discutir!

Pero por otro lado, qué va a hacer: se levanta a las 9 de la mañana, merienda y… tiene por delante 12 horas para ocupar en alguna cosa, pero el qué?

Seguramente este pensamiento os suena a más de uno y más de una, ¿no? A través de estas líneas voy a intentar daros unos consejos que espero os puedan servir.

El primer consejo que os puedo dar es paciencia. Suena obvio, pero intenta comprender su situación (sé que ellos podrían comprender la tuya, pero… tú eres el adulto o la adulta, ¿no?): No tener nada para hacer está bien una semana, pero ¡dos meses y medios! Algo que es antinatural en un niño es el NO hacer nada, ellos necesitan hacer cosas, nosotros ya hemos visto y hecho muchas cosas, pero para ellos, sobre todo los más pequeños, todo es nuevo, todo está por descubrir y, además necesitan hacerlo.

De todo esto se deriva mi segundo consejo: ayúdales a ocupar su tiempo en cosas que  te beneficien a ti. Crea un horario en el que puede haber tiempo para todo, para jugar con papá y mamá, pero también para jugar solos, ver la televisión un ratito, y por qué no: repasar lo que han hecho este invierno o leer (una regla general: 20 minutos a partir de los 6 años, y súmale 5 ó 10 minutos por cada año que cumpla, hasta un máximo de 1 hora ó 1 hora y media, siempre y cuando no tenga que recuperar alguna, en cuyo caso partiremos de 30 y sumaremos 15 ó 20 por año hasta las 2 horas y media ó 3 horas). Que él te ayude a planificar ese tiempo con las pautas generales que tú le darás.

Si hay posibilidad, una buena opción son las escuelas o los campamentos de verano, que te permiten, además un tiempo muy bueno para ti.

El que tengan que ocupar todo ese tiempo, no significa que se tengan que hacer grandes cosas o hacer ruido: si no quieren dormir la siesta, tienen que tener un momento de juego tranquilo, hacer algún puzle, ayudar en alguna tarea doméstica (adecuada a su edad), etc.

Es buen momento para empezar a inculcarle el tener algún tipo de responsabilidad respecto a las tareas domésticas, ya que tú también tienes más tiempo para enseñarles. Recuerda que cuando se estás enseñando a hacer alguna cosa a alguien, el castigo nos va a perjudicar: mientras se aprende no se castiga, se corrigen los errores y aprendemos de ellos. Esta idea también tiene que estar presente mientras ponemos en marcha nuestro horario de verano: está aprendiendo una nueva manera de llevar sus vacaciones.

Antes de empezar explícales lo que quieres hacer y cómo lo quieres hacer, y lo importante que es su colaboración para que todo salga bien. ¡Ojo! Se explica cuando una cosa no se sabe hacer. Si intuyes que está "mareando la perdiz" para no hacer una determinada cosa o hacer otra cosa que le apetece más, no pierdas el tiempo hablando: él sabe los motivos, aquí sólo cabe un "es lo que te toca hacer y así quedamos de acuerdo". Se puede emplear la técnica del disco rayado: repetir este mensaje una y otra vez hasta que consigas que lo haga, eso sí no puedes decir nada más en ese momento.

No discutas con ellos, si en algún momento entras en una espiral de discusión, córtala: para, espera un momento o dos (hasta que veas con claridad) y transmítele tu mensaje con tranquilidad, firmeza y seguridad. Si lo consigues a la primera, perfecto, si no... técnica del disco rayado.

Una vez puesto en marcha, se tiene que cumplir, pero también se puede romper algún día por algún plan especial, siempre y cuando no se convierta en un hábito el saltarse alguna actividad. Si esto sucede, es que el horario está mal planteado. Volved a sentaros juntos y rehacedlo... No pasa nada.

Espero que todo esto te pueda ayudar, si tienes alguna consulta puedes dejarla en este blog.



Un abrazo y hasta la próxima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario